Ignacio García Magarzo: «El objetivo del sector es mantener el dinamismo económico para generar inversión y empleo”

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La revista Valencia Fruits publicó en su número 3.030 una amplia entrevista con el Director General de ASEDAS, Ignacio García Magarzo. En ella, se realiza un exhaustivo repaso sobre la situación actual definida por la inflación, las medidas gubernamentales para afrontarla y las tendencia y objetivos de la distribución alimentaria para el año 2023.

Se puede ver la versión completa AQUÍ en la página 26.

Situación actual e inflación

La actual situación económica definida por el alza de los precios de las materias primas y de la energía ha impactado enormemente en la cadena de suministro agroalimentaria. ¿Cómo está afectando este escenario a las cadenas de supermercados asociadas a Asedas? 

El encarecimiento de la energía, los combustibles y las materias primas han provocado una situación sin precedentes que afecta a todo el sector agroalimentario, desde el productor al distribuidor. Esta crisis multifactorial hace que el funcionamiento de la cadena lleve más de un año sometido a enormes tensiones que escapan del control de las empresas. Por ejemplo, algunas empresas de supermercados han llegado a cuadriplicar los costes de energía, lo que pone en riesgo su sostenibilidad. A pesar de ello, nuestras empresas están realizando un gran esfuerzo para ser competitivas.

¿Qué medidas están tomando los supermercados para intentar frenar los efectos de este proceso inflacionista?

La gran competitividad que presenta el sector de la distribución alimentaria en España –con una densidad comercial de un establecimiento de distribución de gran consumo por cada 1.887 habitantes- es un factor que actúa como elemento de contención de precios. Así ocurrió en los primeros meses de 2021, cuando los márgenes descendieron de una manera muy importante. A partir de la guerra de Ucrania y su impacto sobre las materias primas, se trabaja día a día con los proveedores para intentar que las subidas sean lo menor posible.

¿Están cambiando las pautas de consumo como consecuencia de la subida de precios? ¿Cómo está afectando, en concreto, a frutas y verduras?
En estos momentos no detectamos una crisis de consumo como la de 2008. Las grandes palancas de la compra de alimentación –productos saludables, productos frescos, productos fáciles de preparar y consumir, productos específicos para determinados grupos de consumidores…- siguen presentes en los hábitos de compra.

A pesar de ello, observamos algunos signos que recuerdan el comportamiento del consumidor durante la crisis económica de 2008, como la preferencia de algunos consumidores por productos básicos y la disminución del ticket medio. En este sentido, las empresas de supermercados están preparados para adaptar el surtido con rapidez y flexibilidad a las necesidades de sus clientes.

Para adaptarse a clientes, que ahora tienen un menor poder adquisitivo, ¿apostar por la marca de distribuidor va a ser algo crucial? ¿Cómo prevén captar más consumidores y fidelizar clientes?

Cada empresa de supermercado tiene su propia estrategia para captar y fidelizar consumidores. Todas ellas realizan una atenta escucha de las necesidades de los mismos con el objetivo de ofrecerles el surtido y los servicios que mejor se adapten a sus demandas. En este sentido, la oferta de productos de alimentación se actualiza constantemente y también se está haciendo un gran esfuerzo por facilitar el acto de compra a colectivos diversos -por ejemplo, a las personas mayores- y por diversificar los canales de acceso.

En este ámbito, la marca de distribuidor es solo un instrumento más de fidelización y una forma de presentar los productos al consumidor en colaboración con los fabricantes. Las diferencias entre los modelos de negocio –tanto de los fabricantes como de los distribuidores- son tantas como respecto a la marca del fabricante. Todas las estrategias pueden servir para hacer frente a la presión de precios provocada por los costes, pero siempre se basan en la colaboración entre proveedores y distribuidores.

Hasta ahora, las ventas online de las cadenas suponen un porcentaje bastante bajo de los ingresos totales de todas las compañías, pero ¿ha llegado el momento de potenciarlas?

Los datos que arroja el Observatorio de Comercio Electrónico en Alimentación que realiza ASEDAS junto con las universidades Complutense y Autónoma de Madrid indican que el crecimiento de los consumidores mixtos –aquellos que realizan sus compras de alimentación y gran consumo tanto en la tienda física como en la web- se mantiene en constante crecimiento. El comportamiento de este tipo de consumidor indica que hay productos –como los frescos- que prefieren compra en la tienda física, mientras que otros –diferentes tipos de productos pesados o voluminosos- los buscan en el canal online. Más que potenciar un canal u otro, lo que las empresas de supermercados están haciendo es ofrecer a sus clientes la posibilidad de realizar sus compras a través de la vía que ellos prefieran porque consideramos que ambos canales son complementarios. Eso sí, ambos deben ser sostenibles.

Medidas gubernamentales

La distribución afronta el 2023 con una serie de retos por cumplir, como la rebaja del IVA a productos básicos, aprobada recientemente. ¿Qué impacto tendrá esta decisión en la cadena agroalimentaria y en el consumidor final?

La bajada del IVA en alimentación es una medida que ASEDAS venía pidiendo desde el primer semestre de 2022 para intentar frenar la escalada de los precios. Posteriormente, otras organizaciones, muy especialmente AECOC, la ha demandado con fuerza en nombre de todo el sector del gran consumo. Por lo tanto, es una medida bienvenida, aunque es cierto que podría haberse ampliado a más categorías de alimentos.

Aun así, hemos de ser conscientes de que seguimos viviendo una grave crisis de costes de energía, carburantes y materias primas, que afecta al conjunto de la cadena agroalimentaria. Por lo tanto, es necesario seguir incidiendo en las causas objetivas que, desde finales de 2021, están provocando el alza de los precios y que se han visto aceleradas por la guerra de Ucrania. En este sentido, desde ASEDAS, hemos pedido también que las empresas de distribución alimentaria tengan un acceso a la energía a precios competitivos y que se facilite el acceso a las materias primas que sufren cuellos de botella.

El pasado 1 de enero entró en vigor el nuevo impuesto al plástico. ¿Cómo está repercutiendo en la actividad de los asociados de Asedas? ¿Qué alternativas se han planteado desde la GDO?

En relación con la pregunta anterior, otra cuestión que nos preocupa es la alta presión fiscal que están experimentando las empresas del sector. Un ejemplo de ello es, efectivamente, la entrada en vigor, el mismo día 1 de enero, del impuesto sobre plásticos de un solo uso, que tendrá un impacto de más de 600 millones de euros en la totalidad de la cadena agroalimentaria y sobre el que habíamos pedido una moratoria para dar la oportunidad a las empresas de adaptarse mejor desde un punto de vista tanto técnico como económico. La distribución alimentaria, como el resto de los sectores afectados, tiene un compromiso firme con la reducción, la reutilización y el reciclado de los plásticos. Lo que hemos pedido es más tiempo y la posibilidad de alcanzar los objetivos de la manera que mejor se ajuste a nuestro modelo de negocio.

Una de las medidas de la nueva legislación en materia de envases es la obligación de presentar las frutas y hortalizas en lotes inferiores a 1,5 kilogramos a granel. ¿Cómo valoran esta norma? ¿Va a repercutir en la diferenciación de los productos? 

En estos momentos estamos pendientes del listado de excepciones en el que está trabajando el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Nuestra propuesta es que se trabaje estrechamente con el sector productor y que se tengan en cuenta tres factores: la seguridad alimentaria, la durabilidad y la fragilidad del producto. Una vez que se tenga ese listado, los comercios tienen seis meses para adaptarse a la norma, aunque ya se está implementando poco a poco.

Más allá del plástico, otras de las novedades que tienen previstas implementarse en los comercios en cuanto a fruta y verdura tiene que ver con la nueva ley de desperdicio alimentario. Esta ley obliga a donar los alimentos que no se vendan, pero que sean aptos para consumo humano. ¿Qué acogida tiene por parte de las enseñas socias de Asedas?

La donación de alimentos es una medida destinada a evitar el desperdicio alimentario y las empresas de ASEDAS llevan años trabajando con cientos de ONGs, en su mayor parte de proximidad, en sus programas de donación, que están muy desarrollados. La gran novedad que aporta esta Ley es la obligatoriedad de contar con un plan estructurado de lucha contra el desperdicio. Cabe recordar que el sector de la distribución solo representa el 5 por ciento del total del desperdicio alimentario en la cadena gracias a medidas de prevención como la donación y otras como el control del surtido en base a datos históricos, la planificación de compras o la logística avanzada.

Tendencias y objetivos

Ante esta compleja situación, ¿qué objetivos se marcan las cadenas que representa Asedas para este 2023?

El gran objetivo como sector es lograr mantener el dinamismo económico que esté presenta en indicadores tan importantes para su sostenibilidad como la inversión y el empleo. Durante el año 2022 se ha conseguido mantener el ritmo de crecimiento que se registraba antes de la pandemia y, además, se ha hecho un esfuerzo enorme en reformar tiendas. Esto es muy importante por sus implicaciones medioambientales y económicas, ya que una reforma implica la instalación de los más modernos sistemas de eficiencia y ahorro energético.

La posibilidad de seguir invirtiendo será la clave en el futuro de la capacidad del sector de competir, de ser rentable y de seguir creando empleo. En las circunstancias inciertas que estamos viviendo, las empresas de la distribución alimentaria están haciendo lo posible para intentar reducir todo tipo de costes y adaptarse a las nuevas circunstancias del mercado.

¿Cuáles son las tendencias que marcarán el futuro de los supermercados?
Los supermercados deben seguir cumpliendo con su función social de ofrecer un surtido de alimentación completo, variado y seguro muy cerca de las casas de los consumidores. Atender las necesidades específicas de los diversos grupos de consumo es un gran reto al que se está respondiendo ya gracias, entre otras cosas, a la tecnología que permite conocer muy bien las necesidades de cada consumidor. Así mismo, hacer evolucionar las tiendas desde el punto de vista de diseño y servicios para ofrecer la mejor experiencia de compra es otra de las grandes tendencias de futuro.