El consumidor busca salud, comodidad y valores en la compra de alimentación

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El analista José Miguel Flavian apuntó, en un foro organizado recientemente por Cajamar, a la salud, la comodidad y los valores como tres grandes tendencias de consumo de alimentación a las que hay que estar muy atentos. Es interesante analizar todo lo que estas tres palabras encierran en lo que se refiere a la gestión de la distribución de alimentación:

  • Salud: el consumidor busca productos que sean beneficios para su bienestar físico. Esto implica un alto componente de alimentación fresca, pero también tener muy cerca de su casa un surtido completo y variado de alimentos que responda a sus necesidades nutricionales. En este punto, el etiquetado cumple una función fundamental al describir con detalle la composición de los alimentos incluyendo alérgenos y también complementos adecuados para la alimentación infantil o de las personas mayores, entre otros. Si vamos todavía más lejos, podemos analizar cómo la situación de los establecimientos donde se hace la compra puede ser también un factor de salud. En el caso del supermercado de proximidad, el 90 por ciento de los consumidores acude a pie a hacer su compra, fomentando así una movilidad sostenible y saludable.

 

  • Comodidad: Flavian menciona el momento del consumo y de la elaboración de los productos como uno de los signos definitorios de la “comodidad”. Efectivamente, con poco tiempo para cocinar, la facilidad a la hora de consumir alimentación es uno de los motivos, por ejemplo, del auge de la cuarta y de la quinta gama. A esto le podemos añadir la comodidad a la hora de realizar el acto de compra. También podemos llamarlo conveniencia y, como indican los resultados del VI Observatorio de Comercio Electrónico en Alimentación, realizado por ASEDAS junto con las universidades Complutense y Autónoma de Madrid, es también uno de los motores de la omnicanalidad: el consumidor usa el canal físico o el online en función de su comodidad.

 

  • Valores: Llegamos aquí a la compleja cuestión de la sostenibilidad medioambiental, pero también social y económica. La futura directiva de Diligencia Debida va a recoger gran parte de los compromisos sociales y ambientales de las empresas y la manera de reportarlos y de comunicarlos. Esto último es un gran reto para todos. En el caso de la distribución alimentaria, solemos decir que su gran función social es llevar muy cerca de los consumidores un surtido de alimentación completo, variado, seguro y a precios competitivos. Además, siendo un motor de empleo estable y seguro, la creación de trabajo y riqueza allí donde se opera es otro orgullo en materia de sostenibilidad social y económica. Todo ello se hace, cada vez más, adaptando la actividad a la economía circular a un ritmo ascendente. La exigencia por parte del consumidor de conocer estas acciones es un camino que el conjunto de la cadena de suministro debe recorrer en atención no solo a la legislación sino también a la demanda del cliente.