Compras semanales, almacenamiento de no perecederos y horario matinal: así es la compra en las zonas rurales

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Los supermercados situados en zonas rurales están recibiendo con normalidad el suministro de productos de alimentación y primera necesidad, tanto no perecederos como frescos, desde el inicio de la crisis provocada por la crisis del Covid-19. A pesar de que estos lugares se han visto menos castigados por la pandemia, las tiendas de distribución comercial alimentaria –a menudo autoservicios con menos de 500 metros cuadrados- han adaptado los mismos protocolos de seguridad necesarios para la protección de empleados y clientes que en otras zonas; estos se pueden resumir en el control de aforos, organización de la circulación de personas y desinfección e higiene de los espacios.

La labor de estos establecimientos de distribución de comercio alimentario ha permitido que los habitantes de municipios pequeños no se tuvieran que trasladar a realizar sus compras a otros lugares cumpliendo así con el confinamiento decretado en el Estado de Alarma; otra gran aportación de la cadena de distribución de alimentos, más teniendo en cuenta a la población mayor y de riesgo que habita en los municipios pequeños.

En cuanto a los hábitos de compra, los habitantes de los municipios de menos de 10.000 habitantes están acostumbrados a realizar compras semanales, en general tienen espacio para almacenar productos no perecederos y la compra se suele producir por las mañanas, por lo que los horarios de los establecimientos se han centrado en dicha franja, con las tiendas cerradas por la tarde en algunos casos, aunque ya han comenzado a recuperar la normalidad en cuanto a aperturas.

El entorno rural, formado por municipios de menos de 10.000 habitantes, tiene disponible una red de 6.810 establecimientos de distribución moderna de alimentación. Casi el 80% de la superficie de venta de estos establecimientos rurales son gestionados por socios de ASEDAS, Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados. Si nos centramos en la franja de los municipios de menos de 2.000 habitantes, los operadores vinculados a ASEDAS gestionan el 90% de los puntos de venta.

Esta gran presencia de distribución comercial alimentaria en zonas rurales es posible gracias a la labor de las centrales de compras, que hacen que este tipo de establecimientos pueda competir en precio y en surtido y sean un factor fundamental de fijación de población y creación de empleo y riqueza en zonas despobladas. A ello contribuye el apoyo que dan a los productores locales, que encuentran en las cadenas regionales canales de comercialización de proximidad para sus productos. De hecho, en el actual escenario, en que ciertos productores están sufriendo por el cierre del canal HORECA, muchas de estas cadenas están tratando de colaborar en la medida de sus posibilidades con la comercialización de dichos productos.

El acceso a una alimentación variada, completa, segura y a precios competitivos, independientemente del lugar de residencia de los ciudadanos, es fundamental para preservar la vida en las zonas rurales de España. Durante la crisis del Covid19, este hecho ha cobrado más importancia que nunca y, gracias a la amplia red de supermercados y autoservicios que tenemos, se ha logrado que la alimentación tampoco haya sido un problema en las zonas más despobladas”, dijo Ignacio García Magarzo, director general de ASEDAS.

Datos Retail Data. Enero 2020